Siempre he
sido una soñadora empedernida, desde que era una niña me acostumbre hacer posible
lo imposible, y hasta el día de hoy mantengo esa filosofía de vida. En el blog
del día de hoy voy a contarles la historia acerca de cómo descubrí la pasión por
viajar y por conocer culturas extranjeras.
A la edad de 17 años, como cualquier chica
normal ingresé a la universidad, lugar donde adquirí visión y dónde mis sueños
se hicieron más grandes, estando allí, empecé a fijarme en que muchos compañeros
se iban de intercambio a lugares increíbles, y que regresaban con lindas
historias y maravillosas amistades, fue ahí, cuando me propuse a mí misma que debía
vivir una experiencia como esas, e inclusive mucho mejor, pero esto no fue de
un momento a otro, esto se hizo posible en 8 semestre, a puertas de terminar mi
carrera profesional, cuando por mensaje divino llega a mí la oportunidad de una
beca para irme a estudiar a Chile, créanme, el día que me enteré que era una
de las seleccionadas para irme a estudiar al extranjero , ese día, ha sido uno
de los más felices que he tenido hasta hoy. Ustedes no se podrán imaginar la mezcla de sensaciones y emociones que empezaron a surgir dentro de mi desde ese día y que se fueron intensificando a medida que se hacia más cercana la hora de partir, el solo hecho de ir a solicitar la visa, comprar una maleta gigante, empezar a buscar información acerca del lugar donde iba a llegar, tal vez contactar gente por Internet, todo hacia parte de una experiencia llamada intercambio cultural, el destino a una increíble experiencia.
La espera valió
la pena y ese día tan anhelado había llegado por fin, me encontraba en el
Aeropuerto Internacional el Dorado con mi tía, ya que mis papás y demás integrantes
de mi familia no pudieron despedirme por motivos de coyuntura que se vivían a
nivel nacional en mi país para ese entonces, estaba súper ansiosa, pues era mi
primer viaje fuera del país, mi primer paso por migración, mejor dicho todo era
nuevo, aunque la despedida fue un poco triste, sabía que todo lo que se venía
iba a ser tan grandioso que no valía la pena ponerse triste, así que embarque
mi vuelo con destino directo a la ciudad de Santiago de Chile, mi primer parada
corta en el sur del continente, allí estuve tan solo 2 días , pude
experimentar que en verano en un país como Chile anochece a eso de las 9 pm,
cosa súper extraña para mí, donde normalmente estoy acostumbrada a ver oscurecer
a las 6 pm, el choque cultural es inminente, lo empiezas a vivir desde el
momento en que te bajas del avión, te das cuenta que a pesar de estar
conectados por un mismo lenguaje o por una misma región geográfica, la cultura
cambia.
Tengo que
confesar que fue muy difícil entender a los chilenos en un comienzo, para mí
todo era cachai, weon y wea, no
escuchaba más, dos meses después era yo la que no podía dejar de usar esas
palabras, pude transportarme en metro y conocer algunos lugares como la “Plaza de
armas” y de “la Moneda”, recuerdo que para ese entonces hacía mucho calor en
Chile, eran los últimos días de verano, después de un día en la capital tenía
que seguir mi camino hacia mi destino, a la ciudad de Valdivia, ciudad pequeña
emplazada en la confluencia de los ríos Calle-Calle, Valdivia y Cau-Cau, ubicada
a 847 km al sur de Santiago y a la que puedes llegar en hora y media vía avión o
en 12 horas aproximadamente en bus, yo tuve la ventaja de irme en avión y de
disfrutar de la belleza que se observa desde las alturas , mucha nieve, unos
cuantos volcanes y nada que decir de la belleza que emana la Cordillera de los Andes
completamente cubierta de nieve.
Llegué en
plena celebración, en Valdivia cada año se celebra la noche Valdiviana, allí se
hace un exposición de carrosas en embarcaciones sobre el rió Calle-Calle, con
juegos pirotécnicos, cerveza y vino, una noche llena de alegría, turistas y
mucho calor humano, díganme si no tuve un maravilloso recibimiento. Tengo que
contarles que tuve dos choques culturales importantes a mi llegada a esta ciudad,
el primero era el lugar donde iba a vivir 5 meses, una pequeña cabaña, donde la
calefacción era con leña y donde todo era súper diferente a mi casa en Colombia
y dos, que las conexiones a la
electricidad eran diferentes a las de mi país, por tanto para poder usar mi
celular, plancha del cabello y computador, debía comprar una adaptador, cosa
que solo supe hasta el momento que llegue a Chile.Chicos esta historia hasta ahora comienza, por tanto dedicaré los siguientes blogs
para contarles mis aventuras, mis buenas y malas experiencias, espero se hayan
entretenido y conectado con la historia, estoy segura que lo que viene los va enamorar y los va a motivar no solamente a viajar sino a
visitar CHILE.
Hasta un próximo
blog (Continuará)………
Aún recuerdo cuando estabas por tus tierras y querías saber de cómo era Valdivia!!!! Wow! Como pasa el tiempo Angie, y tu espíritu de superación te va a llevar a lugar más hermosos aún, aunque como dice el dicho, el primer lugar (reemplazando el primer amor) no se olvida!! Éxito en lo que hagas!
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